miércoles, 28 de agosto de 2013

El Regreso Del Dj Fiestero

El vídeo de Richie Hawtin en Amnesia (Ibiza) liándola durante casi diez minutos nos reabre el debate sobre si la fiesta debe estar únicamente en el público o el DJ también puede entrar en la dinámica de drogas, bailes y espectáculo. Por lo que parece, tras unos años de calma, el DJ fiestero está de vuelta.

En una secuencia de acontecimientos que pudiera estar escrita por un guionista de Hollywood canalla y enganchado a la ginebra, Richie Hawtin dio el pasado 19 de agosto –un martes por la mañana en Ibiza, en el marco de la alborotada residencia de Cocoon en el club Amnesia– el perfecto recital de lo que no se debe hacer en una cabina de DJ. Venga esa sinopsis. Al principio de todo, la música se detiene. No es un error técnico, como a veces puede ocurrir si salta un plomo. Es el plomo de Hawtin más bien el que salta al estar éste más atento a la taladrada –otrosí dicho ‘comida de oreja’– de un colega y a recibir el morreo (sin lengua) de una groupie que de estar controlando la mesa. Si se observa cuidadosamente la imagen en la repetición de la jugada –‘pónmelo, pónmelo’, que diría Josep Pedrerol–, es el propio brazo de Hawtin el que detiene el sonido, y su gesto inmediato, entre la sorpresa y la preocupación del que sabe que ha metido la pierna, no engaña, por mucho que intente disimularlo con gesto napoleónico de mirada altiva mientras recibe el ruido del público.
richie-hawtin-cocoon-amnesia-2013_280813_1377675054_54_.jpg Richie Hawtin @ Cocoon Amnesia 2013

Esto no sería nada si la cosa se resumiera en un simple ir y venir de faders, pero esto es sólo el comienzo: tras recuperar el sonido, y con un melocotonazo muy serio incapaz de hacerle comprender qué está tocando y cómo debe manejar la situación, Hawtin vuelve a perder la señal de audio en varios momentos, sin perder por ello la concentración en lo importante de todo este asunto, que es el revolotea de la comitiva de suripantas, musculocas y demás especímenes de la fiesta que le rodean en su reducido espacio de trabajo; una chica le trae unos nuevos cascos después de haber partido por la mitad los que aparentemente le fallaban y arrojarlos al suelo, prosigue el besuqueo y los frotamientos, hay gestos hacia el gallinero con el dedo extendido en plan Alejandro Sanz, miradas perdidas, sobaquera sudada al viento. Y cuando todo parece estabilizado, una mano se extiende desde el otro lado de la vitrina y Hawtin se sube a la mesa olisqueando fiesta: parece que se vaya a tirar a la manada, que fuera a volver a su vieja afición por el stage diving, pero se arrepiente en el último momento, regresa tras el ordenador y el sonido, una vez más, desaparece mientras una aprendiz de Lady Gaga le muestra un peluche. Alguien se queja entre el público; Hawtin muestra su dedo medio, como Luis Bárcenas en el aeropuerto, como Aznar en la universidad de Oviedo, y finalmente, ya sí, se lanza al público dando una extraña voltereta que bien pudiera haber acabado con fractura de cervical. Más tarde, lo que se va para el suelo (o casi), es un reproductor de CD, emulando aquellos conciertos de rock que acababan con todos los amplificadores reventados a golpes de mástil (variación muy sui generis de la innovación aportada por Skream en una pasada Boiler Room, en la que se dedicó a regalar parte del equipo de la mesa al público, que se comportó como una manada de asaltadores de tiendas de electrodomésticas en una noche de apagón en la ciudad). En definitiva, un día cualquiera de Ibiza en el que el suministro de bolsitas mágicas ha sido especialmente promiscuo.
sven-vth-richie-hawtin_280813_1377675833_10_.jpg Richie Hawtin y Sven Väth

El vídeo de Hawtin, que lleva ya unos días circulando por la red generando un divertido debate sobre si da risa, pena o sencillamente provoca vergüenza ajena, responde a un tipo de situación que hacía tiempo que no veíamos en esta dimensión tan extrema. Años atrás, justo cuando las fiestas Cocoon estaban en su apogeo en Ibiza, estas imágenes se producían de forma más habitual, no sólo con el propio Hawtin de protagonista, que no escatimaba en oportunidades de amorrarse al pilón y beber alcohol a gollete a la vista de todo el mundo, o de lanzarse al público o de pegarle un morreo de tornillo al primero que pasaba, sino con el sello de calidad politoxicómana del jefe Sven Väth, que no solo conoce a qué sabe la lengua de Richie, sino que superó con creces en la década pasada su leyenda negra como el DJ más aficionado a los narcóticos de los años 90 –nunca hay que cansarse de recordar que más de una vez acabó sus sesiones en el extinto club Omen de Frankfurt recibiendo asistencia médica y oxígeno tras maratones de trance y éxtasis de casi 24 horas sin pararse nada más que para mear–. Eran los tiempos en los que el minimal se estaba volviendo ‘maximal’, cuando la gente exploraba la espalda de Sven buscando quistes de residuos tóxicos como si fueran pepitas de oro en el río Pecos, cuando las capitales del clubbing eran Berlín (en invierno) e Ibiza (en verano), y ambas mantenían una interesante (y paradójica) reputación por promover el tech-house más experimental del momento a la vez que las rutinas de fiesta más intensas acompañadas de tiritos de keta, reflejadas de manera casi naturalista en el documental “Feiern” (2006) de Maja Classen, algo así como un análisis antropológico de las costumbres sexuales, rituales y animales de diferentes DJs berlineses y los clientes habituales de templos como Watergate o Berghain, justo en el momento en que la capital alemana se consolidaba también como el lugar de destino preferido de la ‘Easyjet set’.

"De Villalobos se llegaron a documentar tour de forces de hasta cinco días (y sus noches) sin dormir apenas"
ricardovillalobos_270813_1377603440_42_.jpg Ricardo "Pillaglobos"

En esos días estaba también en su apogeo Ricardo Villalobos, no sólo un productor excepcional, sino un consumidor de drogas voraz, al que muy a menudo se le hacían fotos cuando estaba de after pinchando, con la atención bajo mínimos, la mandíbula colgante, los ojos en blanco, el cuello sudado, el pelo sucio. “Conozco muchos fotógrafos que tienen órdenes de esperar durante horas para sacarme la foto. Siempre aguardan hasta el final, esperando el momento en que estoy más cansado. Nunca las hacen cuando estoy pinchando, o cuando no saco una cara extraña, es injusto”, me comentaba hace años el propio Villalobos en una entrevista publicada originalmente en Go Mag y en la que no rehuía el tema de las drogas, cuando en Berlín existía el chascarrillo sobre qué DJ famoso aparecería muerto primero tras una larga fiesta –de Villalobos se llegaron a documentar tour de forces de hasta cinco días (y sus noches) sin dormir apenas. “Hay un mito sobre mí, pero es falso”, se defendía el productor chileno en la mencionada entrevista. “Reconozco que consumo drogas, pero voy con mucho cuidado con lo que hago y rara vez me paso de la línea”, algo que puede entrar en conflicto con otra frase de la misma charla: “vivo para la fiesta y no me veo a mí mismo en casa, delante de la estufa, con la mantita y tomando el té”. O como diría el afamado futbolista Guti, “no paro de día, y no paro de noche”.
villalobos-richie-sven_280813_1377675779_89_.jpgRichie, Sven y Ricardo

Cuenta la leyenda que fueron Sven Väth y Villalobos los que arrastraron a Hawtin a un nuevo estilo de vida, aunque más que de una abducción en plan secta religiosa habría que hablar de agentes provocadores. En diferentes entrevistas, Hawtin también se ha referido al asunto de las fiestas salvajes: admitía haber cambiado tras su mudanza a Berlín, al empezar una nueva vida fuera de Nueva York y de los recuerdos de su ex novia; eso se tradujo en nuevas amistades, otro ambiente, una liberación que se hizo todavía más laxa cuando el que era el príncipe del techno duro y experimental comenzó a disfrutar del estilo de vida de los clubes con horarios de apertura de 24h. Pero esta tendencia, dominante entre 2004 y 2009 aproximadamente, se ha relajado en los últimos tiempos. Hasta el vídeo de Hawtin en Amnesia no se había documentado ninguna meada fuera de tiesto especialmente memorable de la pandilla Cocoon: Luciano, por ejemplo, está afianzado en su estatus de DJ de masas, facturando de una forma exagerada, mientras que Väth ya tiene una edad y no está para muchos trotes, y Villalobos rebajó su vida pública poco después de ser padre. Hawtin, que tendría que haber sido el más ejemplar de todos, hizo amagos de reforma cuando recuperó su lado experimental tras la reactivación del proyecto Plastikman y el proyecto “Arkives”. Como si de repente se hubiera acabado la fiesta, la fase infantil, y hubieran vuelto los hombres serios y responsables capaces de no mezclar el ocio con los negocios. En cierto momento, hubo consciencia general de que se estaban sobrepasando ciertos límites: de eso va, sin ir más lejos, la película “Berlin Calling” (Hannes Stöhr, 2008), que protagonizara Paul Kalkbrenner: de la caída, hundimiento y vuelta a la luz de un DJ atrapado en una espiral malsana de fiestas, drogas y huida de la realidad.

"Aunque un desliz no sea un síntoma de la deriva de Hawtin, el desliz de Hawtin sí es síntoma de la deriva del mundo DJ en ciertos estadios masivos"
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El vídeo de Hawtin vuelve a modificar la percepción popular sobre su figura. Probablemente no sea un síntoma de una deriva personal y sólo haya que tomarlo como una mañana de locura al sol de la terraza de Amnesia, pero cada nuevo espectáculo de esta dimensión ayuda a ir limando el prestigio acumulado con los años, erosionando su fachada de artista convincente y futurista, y acercándole al de la pantomima que, como demuestra la pujanza de la escena EDM y su dominio aplastante en la música de baile de masas, es donde está el dinero. Más allá de la manera en que Hawtin gestiona su patrimonio artístico –la reedición de sus discos, más rarezas, en “Arkives” es casi monumental, un documento techno de primer orden–, lo que le pierde es su forma de gestionar su carrera como DJ. Por muy atractiva que sea la programación de sus noches enter. en Space –donde están coincidiendo artistas como Vatican Shadow y Demdike Stare con Marco Carola, aka ‘el trípode’, y Maya Jane Coles–, y por muy altos que sean los resultados artísticos, periódicamente se produce ese desliz que le hace retroceder unos pasos: su imagen haciendo stage diving con esa laxitud de cuerpo de quien está fuera de sí –tradúzcanlo al griego clásico y quedará más claro que el agua– siempre será más recordada (y cotilleada) que un ejemplar trabajo de puzzle en tiempo real con el software y la mezcladora Allen & Heath.
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"La EDM ha traído
otro tipo de DJ
que admite que la
música electrónica
ya no tiene historia
y la utiliza como
una parte más
del espectáculo"

Pero aunque un desliz no sea un síntoma de la deriva de Hawtin, el desliz de Hawtin sí es síntoma de la deriva del mundo DJ en ciertos estadios masivos. Curiosamente, el clubbing había vuelto a una zona de apaciguamiento desde que el minimal a la manera berlinesa había perdido el centro de gravedad de la actualidad electrónica. Con el predominio de la escena londinense, en cierta manera, se volvió al ambiente recluido, oscuro; el dubstep y sus derivados, pese al fulgor del UK Funky, nunca han sido músicas para amaneceres y piscinas, como tampoco lo ha sido el revival house y techno de la vieja escuela, que no sólo llevaban asociados consigo un tipo de sonido canónico, sino una manera respetuosa (casi religiosa) de acercarse al ritual de mezclar y compartir la música. Seguía existiendo la fiesta, pero por unos cauces pacíficos que fueron dinamitados por completo cuando llegaron los americanos, sus láseres, su EDM y su inclinación tardo-adolescente. Al evocar los instantes primerizos del enamoramiento con el éxtasis y una cultura del espectáculo derivada del culto a la celebridad y los rituales del rock’n’roll, la EDM ha traído otro tipo de DJ –o, si lo decimos en el argot actual, de ‘tocabotones’– que admite que la música electrónica ya no tiene historia, ni tradición, ni exigencia de respeto, y la utiliza como una parte más –enérgica, fuerte, visceral, primitiva– del espectáculo. Cuando aparecieron artistas como Skrillex en el circuito, sus rasgos identitarios eran casi reptilianos: sonido alto, drops, energía rockera (uso y abuso del riff), luces, y un contacto con el público también muy rock’n’roll, que solía culminar con el stage diving a modo de ceremonia de comunión entre el oficiante y su parroquia –Skrillex se ha jugado el tipo más de una vez, siempre saliendo a hombros–.
aoki_280813_1377677145_16_.jpgSteve Aoki

Cuando se empezó a notar el boom de la EDM, Richie Hawtin intentó subirse al carro. No tanto en el espacio europeo, donde ese tipo de tácticas serían recriminadas, sino en el americano, presentándose como uno de los pioneros de la corriente, como un ‘innovator’, a lomos de una gira coast-to-coast donde adaptaba sus sets habituales a los requisitos de músculo del nuevo público joven americano. Su éxito fue relativo –mientras los top DJs del momento han preferido Las Vegas, él sigue en Ibiza–, pero la semilla de las nuevas reglas del show quedaron plantadas en su interior. El numerito de Amnesia no deja de ser una versión ampliada de la típica fiesta en la cabina que tanto se ve en verano y en los chiringuitos –el DJ pinchando, gente alrededor moviendo el esqueleto, sobre todo mujeres en bikini, con un va y viene de alcohol y bolsitas por lo bajini–, el mismo modelo visual que más tarde adoptaron los inventores de Boiler Room, bajo la inspiración de gente como Steve Aoki. Porque si se aprecia un regreso del DJ fiestero, es en Aoki donde hay que ir a buscar el modelo perfecto: no sólo hace stage diving, sino que también practica la modalidad en lancha inflable (a la que también se puede subir el público); no sólo consume alcohol, sino que se vacía las botellas a chorro sobre su boca abierta y luego escupe el líquido como si fuera un tragafuegos; no sólo ofrece su mano al público, sino también una tarta, que siempre va a parar a la cara del más afortunado. Y cuando las cosas salen mal, siempre es capaz de darle la vuelta a la situación y hacer del mayor de los ridículos el más grande de los triunfos.

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En una secuencia de acontecimientos que pudiera estar escrita por el guionista favorito de James Franco, Steve Aoki falló el pasado mes de noviembre en Puerto Rico al ejecutar uno de los números estrella de su show, que consiste en lanzarse desde la cabina a un trampolín (en realidad, una cama elástica) situado enfrente del público. El aterrizaje fue correcto –la curva desde el borde hasta la lona fue exacta y acertó en el justo centro–, pero el rebote fue inesperado, llevando a Aoki hasta el borde y contra un muro, con lo que se dio un fuerte golpe en el cuello que le tuvo gesticulando sobre la colchoneta al más puro estilo Dani Alves cuando simula una falta. No fue precisamente un susto: los primeros auxilios detectaron peligro, se suspendió la sesión y Aoki se fue para el hospital, siempre acompañado de su cámara personal, que documentó todo a la perfección: el hostiazo, la alarma, la ambulancia, el check-in con los servicios médicos. El DJ-espectáculo no deja de ser un payaso que desprestigia la profesión, pero puestos a hacerlo, mucho mejor con sentido del espectáculo, como si fuera un show de delfines en un zoológico –caso Aoki– que no abundando en el cutrerío –caso Hawtin–. Por lo demás, estas demostraciones de poca vergüenza dan motivos para preocuparse: son avisos que indican que el DJ fiestero, ese animal salvaje que ya creíamos domesticado, está de vuelta y que todavía tiene verano por delante para hacer un destrozo en la autoestima de la profesión. Que tiemblen los camellos.

Fuente: http://www.playgroundmag.net/musica/articulos-de-musica/columnas-musicales/el-regreso-del-dj-fiestero

8 Portadas De Discos Que Llevarian A Sus Autores A La Carcel

El verano es el momento adecuado para los post cíclicos y las noticias recurrentes, es decir, esas que se repiten una y otra vez como lo del “récord de aparatos de aire acondicionado vendidos”, la “plaga de medusas en la costa mediterránea”, “el precio de los libros de texto se torna excesivo en la vuelta al cole” o “un político español dimite”. Y aquí nos hallamos con una entrega del ya manido “las peores portadas de la historia de la música”. Mil veces visto y mil veces disfrutado por aquello de que la cantidad de mierda que produce el ser humano no conoce límites.
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Llevo exactamente una hora dándole vueltas a por dónde empezar con esto. El principio de este post, de la vida, del universo, es sin duda la portada de Bestiality. Es complicado condensar en una sola imagen lo milagroso del mundo en el que vivimos, el hecho de que la armonía natural entre hombres y bestias se exprese de una manera tan parca y bella a la vez. Es cierto que cuesta discernir cuál es la parte humana y cuál la animal, pero por fortuna el detalle de las gafas es totalmente revelador. Eso es HAMOR.
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Esto sería divertidísimo de no ser por el mal rollo que da. Mucho antes de que Loquillo prometiese que “La Mataré”, la violencia de género tenía ya una presentación de impacto en single de siete pulgadas. La pobre Jenny se ha dado, parece, un golpe contra la puerta del salón y su rostro revela que la próxima vez deberá tener más cuidado. A lo que no hay narices de encontrarle sentido es al zagal que inclina su tronco mientra se alza en el hombro de la chica.
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- Oh, oh, Julie, te quiero cantar.
- Sí, pero de abuso de menores no habíamos hablado nada.

Parece que a John Bult se le fue la cosa de las manos. Es muy difícil intentar explicar la situación mejor que el rostro de la pobre Julie que, a buen seguro, celebrará su decimosexto cumpleaños en el juzgado de guardia. El detalle de la jarra de cerveza a medio terminar junto al cenicero no hacen sino dotar de más credibilidad a la escena invocando a lo cotidiano y a lo cercano, es decir, podrían ser sus hijas las que estuvieran departiendo con John.
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La vida de las estrellas infantiles es muy complicada. Que se lo digan al tabique nasal de Drew Barrymore o a los genitales de Macaulay Culkin. Cuando Tino (sí, el Tino de Parchís) trató de lanzar una carrera en solitario era un triunfador, una persona capaz de hacer el pino mientras cantaba (esto es totalmente real). Nada que ver con los juguetes rotos mencionados anteriormente. Sin embargo, el bueno de Tino se empeña en poner mirada modo “búsqueda del amor” a la vez que se roza la pancita con esmero. Probablemente, John Bult habría estado encantado de invitarle a una Mirinda.
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Es muy difícil ser más desgraciado que Freddie Gage. No lo quedan amigos y ahí comienza el misterio. Si tuviera pinta de yonki de Las Barranquillas ya sabríamos qué ha sido de ellos. Todos caput por un mal pico. Sin embargo, Freddie es un tipo bien vestido, bien peinado y que, salvo los 20 gigabytes de porno que todos guardamos en nuestros discos duros, no parece tener vicios ocultos. Pues bien, las apariencias engañan ya que, efectivamente, Gage tuvo un turbio pasado con las drogas junto a unos amigos que acabaron bajo tierra. Todo ello le llevó a convertirse en pastor evangelista. Lo normal, vamos.
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¿Cómo lo hace? NI IDEA.



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¿Qué hace esto aquí? Seguro que se lo preguntan. Al fin y al cabo no es más que otra portada de un estrábico con barbas y cara de susto. Pero, ojo amigos, que no es un estrábico cualquiera. Es el mismísimo Charles Manson lo cual convierte una portada de disco fea en una portada de disco fea con Charles Manson. ¿No es delicioso que, tras la noche en la que entró en una fiesta sin invitación, cante al amor en el interior de una carpeta como la que se muestra en la imagen?
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 Esta portada es LA POLLA.

Fuente: http://www.yorokobu.es/portadas-de-carcel/?fb_action_ids=10151627807416964&fb_action_types=og.likes&fb_source=other_multiline&action_object_map=%7B%2210151627807416964%22%3A214086695416747%7D&action_type_map=%7B%2210151627807416964%22%3A%22og.likes%22%7D&action_ref_map







Dueño De la Muela Podrida De John Lennon Planea Clonar Al Ex Beatle

Luego de adquirir en una subasta la muela podrida de John Lennon, el dentista Michael Zuk ha presentado su proyecto de clonar al cantante y compositor a partir del material genético contenido en esta.

lennonHace un par de años ocurrió una de esas subastas para las cuales el adjetivo e peculiar parece insuficiente: la casa Omega Auctions, con sede en Nueva York, puso a la venta una muela podrida de John Lennon que, se dice, alguna vez el cantante regaló a su mucama Dorothy “Dot” Jarlett entre 1964 y 1968.
En aquella ocasión fue un dentista, el Dr. Michael Zuk, quien se hizo del preciado molar por la suma de 31 mil dólares.
¿Pero qué hacer con semejante tesoro más allá de conservarlo y quizá presumirlo? Acaso después de muchos planes al respecto, no todos viables, Zuk llegó a una conclusión: a partir del material genético contenido en la muela, clonar al mismísimo John Lennon.
“Estoy nervioso y emocionado por la posibilidad de seamos capaces de secuenciar por completo al ADN de John Lennon; muy pronto, espero”, dijo el dentista al presentar su proyecto (el cual puedes apoyar en el sitio JohnLennonDNA.com)

Fuente: http://pijamasurf.com/2013/08/dueno-de-la-muela-podrida-de-john-lennon-planea-clonar-al-ex-beatle/

La Lista De Los DJ's Mejor Pagados De Este Año

La lista de este año de los hombres que ganan inmensas bolsas de dinero por poner tracks pregrabados en público es al menos desalentadora.

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Mientras la popularidad de la música para sacarle brillo a la pista escala como meteoro, los sueldos de los deejays lo hacen también. Lamentablemente, como suele suceder en muchos casos, entre más aumenta el gusto por la electrónica pareciera que, proporcionalmente, la calidad queda en duda.
Este mes Forbes publicó su segunda compilación anual de los Electronic Cash Kings [Reyes Electrónicos del dinero]. El año pasado, la superestrella holandesa Tiësto fue el primero en la lista con un ingreso estimado de $22 millones de dólares; este año estará ganando 10 millones más, pero queda en segundo lugar detrás del productor escocés Calvin Harris. El ranking de Skrillex ha bajado a la novena posición, pero no porque el semi-dios del dubstep esté ganando menos, sino porque sus colegas están ganado mucho más. De acuerdo con la metodología de Forbes, Deadmau5, Swedish House Mafia, Afrojack y Avicii han doblado sus ingresos en un año.
2013
1. Calvin Harris ($46 millones)
2. Tiesto ($32 millones)
3. David Guetta ($30 millones)
4. Swedish House Mafia ($25 millones)
5. Deadmau5 ($21 millones)
6. Avicii ($20 millones)
7. Afrojack ($18 millones)
8. Armin van Buuren ($17 millones)
9 (empate) Skrillex ($16 millones)
9 (empate) Kaskade ($16 millones)
11. Steve Aoki ($14 millones)
12. DJ Pauly D ($13 millones)
13. Diplo ($13 millones)

2012
1. Tiesto ($22 millones)
2. Skrillex ($15 millones)
3. Swedish House Mafia ($14 millones)
4. David Guetta ($13.5 millones)
5. Steve Aoki ($12 millones)
6. Deadmau5 ($11.5 millones)
7. DJ Pauly D ($11 millones)
8. Kaskade ($10 millones)
9. Afrojack ($9 millones)
10. Avicii ($7 millones)

viernes, 23 de agosto de 2013

El Indie Y La Superioridad Moral: El Error De Pecar De Orgullo

El indie y la superioridad moral: el error de pecar de orgullo | PlayGround | Articulos Musica

Un encendido debate ayer en las redes sociales volvió a poner sobre la mesa uno de los pecados capitales del público autodenominado 'indie': el del orgullo, o la soberbia, de creerse superiores (moralmente) a otros públicos consumidores de otra clase de música. ¿Se sustenta esta tendencia? ¿O realmente somos menos guapos de lo que queremos creer?
bjork_110413_1365680557_21_.jpg Björk

Quien se diera ayer un paseo por las redes sociales -no había que irse muy lejos, con tener un muro de Facebook bien nutrido de amigos y un par de centenares de cuentas en seguimiento en Twitter- inevitablemente tuvo que percatarse que había un debate en la ciberesfera. Sí, una simple charla de bar, un pasatiempo, pero debate al fin y al cabo al respecto de un estudio del profesor de Sociología de la Universidad de la Rioja Sergio Andrés Cabello, que a partir de una muestra de más de 600 alumnos concluye, entre otras cuestiones, que a más del 50% de los estudiantes universitarios no les suenan, o no conocen, nombres como Radiohead, Wilco, Björk o Depeche Mode. Más allá de los datos secundarios desprendidos del estudio, y de una serie de detalles que se han pasado por alto, el ciberdebate acabó derivando, en la mayoría de los casos, en reacciones de superioridad por parte de muchos perfiles que, conocedores de la existencia y de la discografía de estas bandas, sacaban la conclusión tajante de que hay mucha gente ahí fuera "que no se entera". Dicho en otras palabras: yo soy el listo, ellos son los tontos.

"Tan de espaldas
a la realidad vive
el fan de Estopa
que no conoce a
Radiohead como el
fan de Radiohead
que no conoce a
Juán Magán"

El estudio de Andrés Cabello, desde el respeto que merece todo profesor universitario, de todos modos, es francamente parcial, y poco significativo. Su muestra se circunscribe a la universidad de La Rioja, que por una simple cuestión de proporción no es el equivalente a toda España. Así que sería más apropiado extraer este titular: artistas supuestamente conocidos por la mayoría, como Radiohead o Wilco, no son especialmente conocidos en dicha universidad, donde sí hay un conocimiento mucho más amplio sobre Melendi y Juan Magán. También con el debido respeto a los jóvenes estudiantes de Logroño y alrededores, el resultado de la misma encuesta, y con la misma muestra de inviduos, realizada en la Universidad Complutense de Madrid o en la Universidad de Barcelona, habría arrojado datos distintos. Quizá no radicalmente opuestos, pero mucho más matizados. Hay que reparar también en un detalle interesante: de entre esos más de 600 alumnos, y a pesar de manifestar en su mayoría "interés" por la música, pocos tienen el interés real por informarse, ya sea leyendo publicaciones especializadas en papel o en internet, por no hablar ya de la compra de discos físicos (sólo un 1% lo hace). Por tanto, su acceso a la música se produce a partir de las pequeñas comunidades de amigos (cada vez más cerradas en internet, donde es difícil interactuar con desconocidos que pasan por allí, como podría ocurrir en un bar) o de los medios generalistas, en los que se hablan de ciertas cosas y se omiten otras. Precisamente las que sí trata la prensa especializada. Hay conclusiones, por lo tanto, que no deberían asombrar a nadie.
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estopa_110413_1365681046_67_.jpg Estopa

Por tanto, los universitarios españoles (y en particular los de La Rioja) no es que sean más tontos por preferir a Estopa o Coldplay, simplemente es que no les interesa saber qué hay más allá. Aquí es cuando el que comparte otro código aprovecha la ocasión para arrogarse una inteligencia superior, y asistimos a un espectáculo muy habitual entre quienes se identifican con 'lo indie' -y esto no es algo nuevo, sino que es tan antiguo como cuando en los 80 había quien se diferenciaba del fan de Dire Straits por conocer a The Smiths, y el primero que descubrió a Nirvana en el instituto mientras el resto de la clase escuchaba a U2 u Hombres G-. Se trata de la superioridad moral: de esa jactancia, esa arrogancia que se otorga quien cree que su gusto es mejor que el del resto. Ciertamente, el ser humano tiende a la vanidad, y en una sociedad tan poblada y tan variada en cuanto a gustos, es importante marcar una diferencia. El origen de fenómenos como el dandismo está ahí, el simple concepto de 'snob' parte de la misma premisa, y en todas las áreas de consumo cultural hay un componente esnob que es inherente a la discusión sobre libros, películas y discos. Sin embargo, cuanto más exigente es el criterio, más probable es que aparezcan personas que, por el simple hecho de pertener a esa idea -antes lo llamábamos tribus-, crea estar en la posesión de la verdad absoluta. Más que utilizar la cultura como un medio de conocimiento personal y de enlace con el prójimo, se hace para levantar barreras elitistas.
juan-magan_110413_1365681030_42_.jpg Juan Magán

Es cierto que resulta triste que haya jóvenes de hoy que no sepan quién es Björk. Porque desconocer algo siempre empobrece al individuo y porque escuchar a Björk, sobre todo si su música acaba comunicándote sensaciones valiosas, es al fin y al cabo reconfortante y nos ayuda a ser mejores. Como dice el refrán, el saber no ocupa lugar. Pero todavía alguien nos tiene que decir por qué es lícito sentirse superior por escuchar a ciertos artistas, cuando ese orgullo lo que deja al descubierto es un gran desconocimiento en otros campos. Tan de espaldas a la realidad vive el fan de Estopa que no conoce a Radiohead como el fan de Radiohead que no conoce a Juan Magán: no es una cuestión de gusto estético, sino de curiosidad por saber qué es lo que existe ahí fuera y, como consecuencia de esto, tener los argumentos para elegir con criterio y, también, atacar con argumentos. El público indie, precisamente por esta superioridad moral que le hace creer ser el centro del universo, muchas veces no sabe de la existencia de otros mundos, no sólo el del mainstream más extendido y creativamente menos arriesgado, sino el de otras escenas de alto nivel intelectual. Imaginemos un estudio sociológico realizado con una muestra de 600 individuos encuestados al entrar por la puerta de un festival como Sónar o Primavera Sound. En esta encuesta se les preguntaría si conocen a artistas como Brad Mehldau, El Agujetas, Diana Damrau, Marisa Monte o John Adams. No estamos hablando de artistas de reggaeton o electro latino, ni tampoco de rumberos aficionados al hachís, sino del pianista jazz más talentoso de los últimos 20 años, de un genio asocial del flamenco, de la soprano más superdotada de lo que llevamos del siglo XX, de una artista referente de la última música brasileña y de uno de los más prestigiosos compositores de minimalismo académico. Probablemente nos llevaríamos sorpresas. Sorpresas del 80%.


"Reconocer que
no sabemos nada,
como Sócrates,
es el primer paso
hacia la verdadera
sabiduría y, por
tanto, a la verdadera
felicidad"

No debe sorprendernos ningún desconocimiento. Por desgracia, hay demasiadas cosas que desconocemos, muchas más de las que llegaremos a conocer a lo largo de una vida larga, plena y sin riesgo de enfermedades. Cada público es distinto y ninguno es superior, precisamente porque objetivamente no hay ninguna música mejor que otra: quien se obsesione con el jazz se estará perdiendo maravillas en el pop, y quien se encastille en el indie quizá nunca pueda disfrutar de grandes cosas que se hacen en la música electrónica de baile más underground o en la moderna composición académica. En definitiva, sabemos muy poco de lo que pasa porque el universo cultural es casi tan extenso como el universo galáctico. Nosotros somos átomos que viven en una pequeña piedra que da vueltas alrededor de una estrella pequeña en la punta de una galaxia insignificante. Como lo son muchos artistas que adoramos en un cosmos infinito de sonido. Reconocer que no sabemos nada, como Sócrates, es el primer paso hacia la verdadera sabiduría y, por tanto, a la verdadera felicidad.
La aspiración a conocer más debería ser una motivación personal. Existe un problema, sin embargo: los canales de comunicación en 2013, aunque nos permitan acceder a una mayor variedad de información, en la práctica limitan bastante los intereses de las personas. Salvando excepciones (que con el tiempo se acaban convirtiendo en enciclopedias con piernas), lo que antes era un gran río mainstream ahora se ha convertido en un cúmulo de pequeños afluentes cerrados. Hay consumidores que circulan todavía por el gran río -y que conocen a Melendi porque suena en Los 40 y ejerce de coach en La Voz-, pero tienen más influencias las personas en comunicación directa -la pequeña burbuja que se forma entre un consumidor musical y su círculo de amigos en las redes sociales- que los medios de comunicación tradicionales. Y eso, en definitiva, nos hace a todos peores.
No hay motivos para sacar pecho. Tan ciego es a la realidad el público mainstream como lo es el indie. Quizá uno no sea tan ciego y sea simplemente tuerto, pero la verdad es que esta superioridad moral está injustificada. A menos que, como ocurre muchas veces, sea fruto del instinto primario que nos exige afilar nuestro ego para no sentirnos tan solos, tan insignificantes, tan vacíos.

martes, 20 de agosto de 2013

Diversas Tiendas De Musica En El Mundo

Pues eso algunas tiendas de discos en el mundo, algunas bastante originales y espaciosas, el reportaje esta en ingles.


1. Amoeba Music in Los Angeles, California

The world-renowned Amoeba Records lives up to its hype. With a frequently changing stock of new and used media, you can basically get whatever you want here. Oh, and did I mention that it’s gigantic? The entire store is 24,000 square feet and houses over 100,000 CDs, vinyl records, cassettes, DVDs, laser discs, and more.

2. 12 Tonar in Reykjavik, Iceland

Like many small record shops, 12 Tonar doubles as a label for local Icelandic acts. While it might not be impressive in size, it is incredibly influential and serves as a meeting place for musicians like Björk and Sigur Rós.

3. Aquarius Records in San Francisco, California

Aquarius Records has been a fixture of San Francisco’s music scene since 1970, making it one of the longest-running record shops in the United States. The store carries a wide range of stock, but is most famous for its extensive selection of psychedelia, metal, and drone music.

4. Tower Records in Tokyo, Japan

For many, Tower Records was the place to discover music. Tower shuttered in 2006 after 46 years of existence — that is, everywhere except Tokyo! Japan is known for its incredible record stock, so I can only assume its Tower Records is one of the best to ever exist. Like, ever.

5. Princeton Record Exchange in Princeton, New Jersey

Heaven is a place on earth! Perhaps the most uncreative name for any music store ever — Princeton Record Store Exchange gets straight to the point — affordable albums of every genre for every music fan. If you’re in the market for rarities, look no further.

6. Spacehall in Berlin, Germany

You cannot even begin to talk techno or house or dub or any electronic music for that matter without bringing up Berlin’s Spacehall. The beautiful minimalist design of the store suits its refined, highly stylish musical aesthetic.

7. The Thing in Brooklyn, New York

A crate digger’s dream: The Thing in Brooklyn appears to be a regular secondhand store… that is, until you walk into the back room and uncover stacks on stacks on stacks of records. A lot of its stock isn’t in the best condition, but that doesn’t even matter. if you spend a few hours in there you’re sure to strike gold. And unlike other NYC institutions like Other Music, Academy Records and Kim’s, it’s doubtful you’ll find another store on Earth anything like it.

8. Waterloo Records in Austin, Texas

It makes sense that the “live musical capital of the world” would be the home of a record shop famous for hosting amazing in-store performances. Even better, Waterloo is a truly massive shop that you could get lost in for hours.

9. Forever Young Records in Grand Prairie, Texas

pitchfork.com / Via Pitchfork
Forever Young is so massive that it’s more like a permanent record fair than a regular record store. Located in the middle of Grand Prairie, Texas in a series of strip malls, the store represents that if you look hard enough, you can find an amazing record store anywhere.

10. Mabu Vinyl in Capetown, South Africa

Mabu Vinyl is a must music shopping in South Africa. Spanning genre, mediums, and decades, its beautiful store has something for everyone. They even have a large stock of music-related zines.

11. Pet Sounds in Stockholm, Sweden

Everyone knows Sweden is the greatest place on earth for music, so the fact that both Stockholm and Gothenberg are hubs for independent music stores is totally predictable, but completely awesome. Pet Sounds in the nation’s capital is arguably the best of them all, and often doubles as a bar in the evening.

12. Reckless Records in Chicago, Illinois

There’s no shortage of record stores in Chicago, but Reckless just happens to have one of the town’s most active, and the inspiration for Championship Vinyl in High Fidelity. After opening in 1989, the store has branched off into two additional locations, but just make sure to check out the original on Broadway.

13. Mississippi Records in Portland, Oregon

Mississippi Records is nowhere near the largest record store in Portland — that distinction goes to Jackpot — but it’s definitely the most interesting. The store began as a label specializing in music from Thailand and West Africa, but the shop stocks a wide range of obscure and amazing music, including old blues, country, and folk.

14. Grimey’s in Nashville, Tennessee

Nashville is a town of institutions and Grimey’s is no exception. It’s a store beloved by the city’s residents, and has a sort of hometown family feel. And who knows? Maybe if you’re lucky you’ll visit at the same time as locals like Taylor Swift or Ke$ha.

15. Electric Fetus in Minneapolis, Minnesota

1) Electric Fetus is the best name for anything, ever. 2) It’s so awesome to know that a town that hosts THE MALL OF AMERICA can also support an independent record store. 3) For music fans in the Midwest, this is the go to. 4) For people on tour, it’s a lifesaver.

16. Rough Trade East in London, England

When they say England invented punk rock, they’re probably just talking about Rough Trade East. Countless legends have walked through those doors, many of them have played inside. The images and memorabilia on the walls are museum worthy, making this a necessary pilgrimage for all music nerds.

17. Exiles Records in Buenos Aires, Argentina

The number of independent music stores in Buenos Aires rivals that of the largest cities in the United States. Exiles Records specialize in all things indie while still accurately representing Argentina’s impressive musical history. The store truly might be one of the best on the continent.

18. Retroactive Records in Mexico City, Mexico

Retroactive Records has been around since 2004, holds about 36,000 titles at any given moment, and exclusively carries vinyl. While some shops begin as labels, Retroactive is going in the opposite direction, and is planning to launch a reissue label in the near future.

19. Flake Records in Osaka, Japan

Japan’s third largest city is also one of its most dynamic, and a hub for record collectors everywhere. Flake Records is especially representative of that, and is known for being a treasure trove of rare imports.

20. Souffle Continu in Paris, France

Souffle Continu is a gorgeous record store in the heart of Paris with a name that translates roughly to “continuous breath.” The shop, which has a striking modernist design, stocks a wide range of current independent artists from around the world while promoting and celebrating its local acts.

21. Keltainen Jäänsärkijä in Helsinki, Finland

Keltainen Jäänsärkijä is an eclectic shop proves Finland isn’t all black metal, and regularly updates its stock for the latest and best in rock and pop.

22. Purple Record in Seoul, South Korea

Purple Record specializes in independent music, and is extremely popular with visitors to South Korea. It’s also just minutes away from Hongik University, so expect a crowd of arty college students perusing the shelves.

23. Love Music in Glasgow, Scotland

Scotland may have invented indie pop, but they’ve certainly perfected the sale of it. Love Music is the twee-est name for any record store ever, but don’t let it fool you: A careful eye could find just about anything here.

24. Piccadilly Records in Manchester, England

Piccadilly Records is great for many reasons, but the one that might be most noteworthy is that it is well known and respected for having a GENUINELY FRIENDLY STAFF. Like, when’s the last time you went to a record store and the clerks were pleasant?

25. Elastic Witch in Dublin, Ireland

Elastic Witch in Dublin prides itself on having the latest and greatest in independent music, acting as both a community space and a discovery zone for all curious shoppers.

26. Atom Heart in Montreal, Quebec

In recent years, Montreal has proven to be a mecca for all thing indie electro pop, Atom Heart lives up to the title. Its European decor invites shoppers in, but the diverse selection keeps them there.

27. Pushkinskaya 10 in St. Petersburg, Russia

While Russia’s relationship with punk rock isn’t the best — just ask Pussy Riot — it is reassuring to know that spaces like Pushkinskaya 10 exist. More of a community arts center than record store, the space allows people young and old to explore underground interests and ideas.

Fuente: http://www.buzzfeed.com/mariasherm/best-record-stores-around-the-world